Velada con 36 poetas, El Encuentro fue dedicado a Ledo Ivo. Creador de una nueva tradición...


Amor, celos, soledad, mujer y guerra fueron temas tratados con diferentes acentos, idiomas y estilos en el banquete poético que, ofrecierón recientemente 36 autores provenientes de 21 países de América y Europa, como parte del encuentro de poetas del Mundo Latino.

Una velada dedicada a Ledo Ivo, se escuchó poesía en español, frances, italiano portugues. Uno de los momentos destacados fue cuando el homenajeado dio lectura a
El ratón de la sacristía:


" Un ratón moraba en una sacristía. Era un mal católico y todo lo roía. Sólo respetaba la Santa Eucaristía, En un lugar sagrado justo se escondía. Ni el mismo arzobispo verlo conseguia. De día dormía y a la noche roía. Como el propio Dios él era invisible. A nadie en el mundo él se parecía. Padre y sacristán siempre lo maldecían"...

Ledo Ivo es un escritor brasileño de 84 años, creador de una nueva tradición verbal en América, su obra inteligente muestra conciencia social e histórica, y presenta como uno de sus rasgos distintivos "un humor muy fino, dominado por la ironía; vincula la condición humana en el mundo zoológico"

"El sabor de los higos, su textura limando y lubricando la lengua, el paladar, los labios, las encías. El líquido estallido de las uvas entre los dientes, inundando todo. El chocolate derretido. el café, el vino rojo, el pan caliente. Mi almíbar en tus labios. Tu sal sobre los míos".


Ledo hace de su poesía un estilo libre y marcadamente personal. Para él la poesía es una invención de la palabra, una operación verbal destinada a ocultar la vida personal, generando una mitología particular que sustituye la verdad trivial de la existencia. La crítica literaria lo considera la figura más representativa de la Generación del 45, movimiento de reacción estética contra el clima demoledor y anarquista de la primera fase del modernismo, que pregonaba un regreso a la disciplina y al orden.


El sol de los amantes

El oficio de quien ama es ver
un sol oscuro sobre el lecho,
y en el frío, nacer al fuego
de un verano que no dice su nombre.

Es ver, constelación de pétalos,
la nieve caer sobre la tierra,
algodón del cielo, aire del silencio
que nace entre dos espaldas.

Es morir claro y secreto
cerca de tierras absolutas,
del amor que mueve las estrellas
y encierra a los amantes en un cuarto.

©Ledo Ivo
Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

El sueño de los peces

No puedo admitir que los sueños
sean privilegio de las criaturas humanas.
Los peces también sueñan
En el lago pantanoso, entre pestilencias
que aspiran a la densa dignidad de la vida,
sueñan con los ojos abiertos siempre.

Los peces sueñan inmóviles, la bienaventuranza
del agua fétida. No son como los hombres, que se agitan
en sus lechos estropeados. En verdad,
los peces difieren de nosotros, que todavía no aprendemos a soñar.
Y nos debatimos como ahogados en el agua turbia
entre imágenes hediondas y espinas de peces muertos.

Junto al lago que yo mandé cavar,
volviendo la realidad a un incómodo sueño de infancia
pregunto al agua oscura. Las tilapias se ocultan
de mi sospechoso mirar de propietario
y se resisten a enseñarme cómo debo soñar.

©Ledo Ivo
Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

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